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Una cuestión de fe

por | Dic 13, 2024 | TEOLOGÍA

En este primer acercamiento al blog verboysustantivo.com (que esperemos no sea el último) quiero reflexionar sobre el tema sugerido por mi hermano, camarada y amigo Andrés Afonzo de los relatos de la creación recopilados en la Biblia, en el libro de Génesis, los capítulos 1 y 2. Léase bien que lo que quiero es hacer una reflexión con intención de generar a su vez, una reflexión en el lector, y no imponer un criterio o pensamiento; por eso lo invito a acompañarme a realizar esta reflexión conmigo y a partir de ahí seguir su propio camino de forma consciente.

El porqué del título; según RAE, “fe” tiene tan ricas acepciones que daría para varios artículos. Según Hebreos 11:1, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”, lo cual sería hasta un buen resumen de las múltiples acepciones que presenta RAE. Por eso he titulado el artículo de esta forma porque pienso que cuando nos acercamos a hechos históricos pasados o presentes, nuestra percepción está determinada por esa convicción previa que tenemos, es decir, que aún los que dicen no creer en nada tienen que reconocer que su vida está llena de hechos de fe por los cuales toman las decisiones que toman. Tener fe es un hecho inherente al ser humano, es parte de su naturaleza y es cada uno los que determinan como usar esa fe y dónde la ponemos. Ahora si vamos a reflexionar sobre un hecho tan remoto como es el inicio de todo lo que existe, tenemos que reconocer que nuestra confesión de fe determinará el cómo comprendamos o aceptemos las diversas teorías propuestas.

Cuando leemos los 2 primero capítulos del Génesis en la Biblia (lugar común para todos los que confesamos religiones basadas en el reconocimiento de Jehová o de Jesucristo) nos encontramos igualmente 2 relatos de creación. Bueno, vamos a reconocer que esta presunción no es válida para todos, ya que existen muchos que sostienen que es un solo relato y tienen toda una gama de argumentos para así afirmarlo. Creo que eso no va a afectar en mucho mi reflexión sobre el tema porque mi reflexión no va en atacar o defender la historicidad de la Biblia, decir que lo que se relata en la Biblia ocurrió tal y como fue escrito, sino en tratar de encontrar el mensaje que nuestro Dios nos da; y digo nuestro Dios porque si no cree el Él, por más que queramos, nunca lo encontrará. Pero aún para ellos creo que hay un mensaje que podrían encontrar interesante.

El primer relato lo podemos establecer entre el versículo 1 del capítulo 1 y el versículo 3 del capítulo 2. En éste se recoge una tradición oral de fe, en el cual se reconoce que todo lo creado es obra de un ser supremo creador, el cual realiza toda su obra en 6 días, muy ordenada y lógicamente ejecutada, para luego descansar el séptimo día de tan ardua labor. Al narrador no le interesa adentrarse en los pormenores del proceso de la creación, sino que se limita a establecerla en el período semanal conocido y de fortalecer el pensamiento del reposo del séptimo día. Esta estructura temporal muestra un aspecto humanista del relato: Si Dios, siendo Dios, trabajó 6 días y reposó 1, ningún hombre (libre o esclavo) y ninguna bestia debe trabajar los 7 días como lo vemos reflejado en las leyes dadas al pueblo de Israel. El relato lo veo como un incipiente grito contra la explotación, aún de los esclavos, aceptados como parte de la estructura social.

Ahora, si nos adentramos al texto del relato, los invito a hacerlo y observar la estructura poética en el que se enmarca y las licencias poéticas que se toma el narrador para describir esa creación que

reconoce en fe que es obra de Dios. Observemos que, si el relato es una revelación de Dios, su conocimiento de la cosmología deja mucho que desear; este relato solo lo puedo entender como el deseo de un hombre de dejar asentado poéticamente que cree firmemente en fe que su Dios creo todo lo que existe y eso expresado con sus propias limitaciones científicas. Por eso nunca entraría en discusiones o intentos de justificación de una realidad científica de este relato y me quedo con la hermosura de la poesía que afirma que fue Dios el que creo todo lo existente, lo cual comparto plenamente.

El clímax de la poesía se presenta en la creación del hombre, sí, del hombre, un hombre a semejanza de Dios, varón y hembra. En la poesía, el hombre pierde toda su esencia si no se ve como esa imagen de Dios y en la complementariedad del varón y la hembra. El objetivo de crearlos lo deja bien claro el poeta: Dios los crea para que sean responsables de toda la creación y la administren para el sustento necesario de todos, además del papel reproductor de la humanidad. Para el día de hoy creo que estamos corriendo vertiginosamente hacia el fracaso de esa misión de administración, nos hemos dedicado fuertemente a destruir esa creación que ha sido puesta en nuestras manos, vamos de fracaso en fracaso, aunque tengo que reconocer que hay algunas luces de esperanza de retomar el camino. En cuanto al hombre (varón y hembra) parece que vamos en busca de su destrucción, ya no solo por la explotación de unos contra los otros y la destrucción de su hábitat, sino por la aniquilación de su esencia de varón y hembra. Reconozco que sobre el tema hay mucho que reflexionar; pero tratar de imponer una sexualidad alternativa y opcional como normal es un claro ataque a la destrucción de la humanidad; poco a poco nos iremos extinguiendo si nos alejamos del hecho de que el varón y la hembra son las semillas fundamentales para la reproducción de la especie.

El segundo relato es más breve y conciso. Solo se limita a establecer el reconocimiento de fe que Dios creo todo y muy especial al ser humano. A diferencia del primero que es cosmológico, éste se centra en el hombre como primera creación y todo lo demás creado en función de sus necesidades, incluyendo a la mujer, que la materia prima es sacada del hombre. Los aspectos de la creación cosmológica solo son apenas enunciados. Por todo esto, a este relato se le ha considerado como un apéndice del primero, como si el autor quisiera detallar la creación del hombre; pero a partir del cambio de estilo de la narración y de la secuencia de los diferentes elementos de la creación tengo que optar por la tesis de un segundo relato, en el cual observo que el narrador tiene una influencia profundamente machista y presenta un énfasis de ubicación geográfica personal antes que global. Además, observo que este relato no solo abarca la creación (Génesis 2:4-25), sino que continua como parte de la misma tradición en la explicación de cómo fue la ruptura entre Dios y el hombre y mujer (Génesis 3) y todo el drama del hombre contra el hombre surgido entre Caín y Abel (Génesis 4).

Lo que sí noto es que, al igual que el primero, se mantiene una visión de que el hombre es puesto en la tierra para administrar todos los recursos que hay en ella y es responsable de su cuidado. Este cuidado, si nos extendemos e incluimos a Génesis 3 y 4, incluye también al propio ser humano.

Hay mucha tela que cortar en estos relatos; muchas discusiones que se pueden generar y muchas tesis que se pueden escribir; pero humildemente creo que sea como sea, tenemos que reconocer que todo estará permeado por la fe que cada uno tiene para aceptar la cosas. Lo que sí creo es que los que creemos en ese Dios creador del Génesis, sea de un relato o de dos relatos, es que la fe que nos

transmite los textos es que delante de ese Dios tenemos una responsabilidad social del cuidado de la naturaleza y de nosotros mismos. Un compromiso con esa fe creadora de nuevas realidades justas y armoniosas que creen un mundo mejor y nos permita volver a encontrarnos con ese Dios de amor creador.

Como última reflexión de este artículo puedo plantear que, frente al individualismo capitalista dominante hoy en día, opto en fe por un cristianismo socialista y marxista. Para reflexionar.

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