Verbo y Sustantivo

Cultura Historia Filosofía

¡Hoy nació nuestro Sucre! ¡el Gran Mariscal de Ayacucho!

por | Feb 3, 2025 | HISTORIA

1) Antoñito Sucre (como le decían) nació en Cumaná un martes 3 de febrero de 1795, hacen 230 años, después se convertiría en *El Gran Mariscal de Ayacucho*

2) Hizo estudios de ingeniería militar en Caracas en la Academia de Guerra dirigida por José Mires. En 1810, la Junta Revolucionaria de Cumaná nombra sub Teniente al guaricho Sucre, con apenas 15 años, y al siguiente año (1811) lo mandan para estas tierras, como *Comandante Militar de la Plaza de Barcelona.*

3) Sucre Ingresó en el Estado Mayor del Generalísimo Francisco de Miranda con 17 años, en 1812, y conoció a Simón Bolívar «de refilón» en el famoso Sitio de Valencia.

Al caer la 1ra República en 1812 Sucre sale a Trinidad.

4) El futuro Mariscal Regresa a Venezuela integrando la expedición del General Santiago Mariño en 1813, desde Chacachacare, y se integra al ejército de los libertadores de riente…Sucre tiene 18 años.

5) Con 19 años, en el año 1814, Sucre combate en Bocachica, en la masacre de Aragua de Barcelona y en Urica, donde nos raspamos a Boves, aun perdiendo la batalla y cayendo inevitablemente la 2da República.

6) En 1817, a los 22 años, Bolívar asciende a Sucre a Coronel Efectivo, y ese mismo año el futuro Mariscal se rebela contra el Congresillo de Cariaco, convocado por Mariño para desconocer el mando de Bolívar, pero Sucre y Urdaneta se declaran leales al Libertador.

Se dice que para tratar de «endulzar» a Sucre, el Doctor Francisco Antonio Zea, quien estaba en la jugada con Mariño, lo asciende a General de Brigada, en el mismo Congresillo de Cariaco y Sucre no acepta esa vaina…y se va hacía Angostura en búsqueda de Bolívar para ponerse a la orden de él.

7) Cuentan que ese mismo año1817, Sucre remonta el Orinoco en una embarcación buscando al Libertador, para darle razones del loco congresillo de cariaco, y para ponerse bajo el mando de Bolívar

Pero resulta que los escoltas de Sucre van pensando que ya ese Rango de General de Brigada, que le dio el Dr Zea en Carúpano, tiene validez y que Sucre ya es General y de repente se encuentran en el río con una embarcación que viaja en sentido contrario y en la cual, nadie se imagina que viene, nada más y nada menos que El Libertador….¡ay papá!…se puede enredar esta vaina!

¡¿QUIEN VA?!…QUIEN VA?!

Gritan los marineros y guardias del lado de Bolívar, a la encontradiza embarcación de Sucre…

Y responden muy arrogantes y «chapeadores» los asistentes del futuro Mariscal: ¡AQUÍ VA EL GENERAL SUCRE!

Y molesto, El Libertador asoma la cabeza por una de las ventanas de su camarote, y dice con voz firme:

¡¡NEGATIVO…NO HAY TAL GENERAL!!

El Libertador no había dado ese ascenso y se prende ese lío allí, porque nadie sabía quién venía en una u otra embarcación.

El Libertador ordena que ambas embarcaciones atraquen en la orilla del rio y el pobre Sucre, metido en ese vaporón, por esos marineros «lengua suelta», sale y se para erguido sobre la flechera, pálido y digno y se dirige al Libertador, con la sobriedad de un héroe de Plutarco, en estos términos:

«Excelentísimo Señor: se me ha nombrado General de Brigada, acaso por creer alguien que mis servicios a la patria lo merecían, pero yo que sirvo con desinterés desde 1810, no he tenido ni por un solo instante el pensamiento de aceptar ningún ascenso, sin el beneplácito y la complacencia de usted. Si El Libertador no me cree competente y digno, será inútil que otros me den los más altos grados, porque no los aceptaré»

Bolívar emocionado en el momento, rinde toda altivez (¡Sucre lo deja loco!)…. nunca, ni en sus épocas de mayor encumbramiento, fue el Libertador sordo al lenguaje informado por la dignidad, Además, en aquellas palabras que acababa de escuchar se ponía de manifiesto una naturaleza, si no distante, por lo menos opuesta a la suya, que estaba inclinada siempre a imponerse a todo trance e incapaz, por lo mismo, de plegarse ni de recular ante nadie.

Bolívar estaba recibiendo allí también una lección:

Nunca el sentimiento de la disciplina, por él mismo tan estimado, le pareció que se le había puesto tan patente, sin afrenta ni vergüenza para quien lo rendía, ni desacato para el superior.

La negativa inicial del Libertador para con Sucre, lo llevará luego a las afirmaciones más entusiastas y sinceras sobre la personalidad del Hombre de Ayacucho.

8) En lo sucesivo, Bolívar no se cansará de estimularle, de prodigarle elogios y de encumbrarle a las más elevadas posiciones.

9) Cuenta Oleary, que una vez estando en compañía del Libertador, se acercaba Sucre montado en un defectuoso caballo, y Oleary le dice al Libertador: Su Excelencia «¿Quién es ese mal jinete que se acerca?»

Y Bolívar le dice: «Ese mal jinete es uno de los mejores oficiales del ejército y una de las cabezas más organizadas de Colombia, Ese mal jinete tiene la inteligencia de Soublette, el carácter de Briceño, el talento de Santander y la actividad de Salom»

«Ese mal jinete, es el alma del ejército, él metodiza todo, él lo dirige todo, más con esa modestia y con esa gracia con que hermosea todo cuanto ejecuta».

«Por extraño que parezca, a ese mal jinete no se le conoce, pero yo estoy dispuesto a sacarlo a la luz, porque estoy convencido que él será el rival de Mi Gloria».

9) Rara vez la historia nos pondrá en presencia de dos grandes hombres, movidos a la emulación recíproca: uno de los cuales ejercerá el mando, mientras el otro se reservará sólo el acatamiento y los deberes. Ese último fue Sucre.

Un poeta dijo que Sucre: «Era un Ángel que había volado más alto que sus alas»

¡VIVA SUCRE, EL ABEL DE COLOMBIA, ¡CARAJO!

Entradas relacionadas