Verbo y Sustantivo

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Ellos son la nada, y él… ¡el glorioso Redentor!

por | Abr 18, 2025 | TEOLOGÍA

Un judío cualquiera, no se sabe quién, ciego de tinieblas y que nadie nombra, se asoma por el hueco de sombra donde la luz se hará por siempre, y a Pilatos le grita fuerte, en el tumulto: «¡Perdona a Barrabás y encierra al otro, ¡es nadie!…¡Dale muerte!»

Entonces, un pérfido trajo la cruz como testigo para cursar la orgía desenfrenada que con la sinrazón más despiadada harán al cuerpo sin abrigo.

Otro atroz, sin nombre, ganó la triste fama de hacer revolotear, sin causa humana, el flagelo latigante sobre la espalda débil del hijo acorralado.

Hubo un cobarde que lanzó el peñasco indigno para aporrear desde la multitud la huesuda costilla indefensa, del que no conoció nunca la ofensa.

Un fulano, por mil títulos perverso e ignorado, trenzó en burlona corona las hirientes espinas que formaron una cortina de sangre en la frente sin tacha, que tornó en rojo impío el rostro ensangrentado.

Otro ¿quién sabe a dónde fue? vino a enterrar aquellos clavos que abrirían los caños de aquella sangre sin pecado, que brotaría copiosa de manos y de pies

Otro ingrato, sin alma, sirvió la amarga hiel ante la sed ardiente del pobre moribundo, y la boca cuarteada se quemó en un segundo, y le rogó a su padre piedad del hombre aquel

Otro desconocido clavó el lanzazo vil en el costado frágil, ya en brazos de la muerte, pero ya no había sangre que pudiera salir porque aquella materia había quedado inerte

El lanzazo fue el último golpe de aquél buril, que dejaría redonda, de cara al porvenir, la esencia de aquel mártir perfecto y sin defectos el Alma del Maestro,

El Bienhechor Cumplido,

El Salvador Excelso,

El Alfa y el Omega

El Fin y el Comienzo

El Redentor del Mundo

El Rey del Universo

El Cristo de la Vida,

¡El Cristo Padre Nuestro!

¡Amén!

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