Trabajó por muchos años con una mara en la cabeza, vendiendo ropa por pueblos de Margarita. Muchas veces se iba desde un punto de Porlamar dónde la dejaba el Sr. Aureliano (Llanito), hasta Pampatar. Luego regresaba a ese punto en la tarde para esperar el carro de regreso.
Cuando no pudo con la zona franca y el puerto libre, Vagela con otras mujeres Albina (+), Avilia, Tía María se llegaba hasta Puerto La Cruz y por allá, recorría El Pensil, Barrio Mariño, Sierra Maestra y Guanta.
Luego se fue a San Félix a patear Doña Barbara y la Cuarenta y Cinco. Finalmente estuvo en Puerto Ordaz.
Hoy extraña todo eso y con frecuencia se lamenta de no poder caminar como lo hacía. Hoy alcanza 95 años y una de las cosas que aún no ha abandonado es la práctica diaria de lavar a mano.
Si algo ha tenido Vagela como riqueza, es su ganas de trabajar. Conserva con mucho sentimiento el recuerdo de seres que conoció en ese largo trajinar y de vecinos que tuvo y que ya no están. Sus días transcurren recordando y extrañando a estos seres que con cariño lleva en su corazón. En la mayoría de las veces, estos recuerdos le sacan lágrimas.
Décima
Con un largo trajinar
hoy en su casa lo añora
caminar como en otrora
o hacia San Félix llevar;
sacos que en su duro andar
le daban una ilusión
y con fuerza y gran tesón
se buscaba su sustento
Vagela es un monumento
con alma y buen corazón.